martes, 28 de junio de 2016

2. LA PERSONA MÁS POPULAR DE SEVILLA. 2006-2007

El gesto de Kanouté lo decía todo: “corten, toma buena”. La vida seguía y los cielos no se abrieron. Entonces salieron sevillistas de las piedras y el campo se llenó de abonados madridistas con dinero. Recuerdo cómo me disgustaba que ganara, a la vez que disfrutaba con el mejor fútbol que se ha visto en esta ciudad. Aún no entendí, hasta muchos años después, que lo mejor estaba por llegar. Que nos parecía muy poco y queríamos más. Nos inscribimos en la lista de espera de abonados junto con mi tía Lola y mi abuela Rosario. Mientras, el Sevilla de Juande ganaba la primera Supercopa de Europa tumbando a unos de los mejores equipos que hemos visto, el Barcelona de Ronaldinho, en Chipiona. En Chipiona, pero en Mónaco. Ese día mi abuela cumplió 70 años, 25 de agosto de 2006.

Puede que ordenar tu memoria y tu vida basándolas en un equipo de fútbol no sea lo ideal para llegar a ser una persona formada, recta y decente. Debe de ser difícil tener un amigo al que no puedes hablar de según qué tema si no es para darle la razón en todo, con el que no puedes contar con seguridad sin antes haber echado un vistazo al calendario de liga. Sin embargo, el 16 de octubre de 1999, día en que le hicieron una fiesta sorpresa a mi abuela por su octogésimo cumpleaños, que ya hay que tener huevos para darle ese susto a una señora tan mayor, vi que, quizás, no había desperdiciado todos aquellos años. Cuando todos fuimos a rodearla y felicitarla, con la pobre mujer arrasada en lágrimas, en el momento en que llegó mi turno de darle dos besos, me paró, me cogió de los hombros y me dijo, completamente feliz: «Oye, que el Sevilla ganó el partido». No supe a qué se refería en un primer momento, hasta que caí en la cuenta de que cinco días antes le habíamos ganado al Betis por 3-0 en Nervión. A todos sus hijos y nietos les dijo lo mismo, les dio las gracias. A mí me vio y se acordó del Sevilla. De que había visto el resultado y pensó en lo contento que estaría. En que su nieto el tarado, el que no le hablaba nunca de estudios ni de hijos, sino de derbis, viajes a Albacete o Salamanca, estaría exultante por unas horas. Lo siento por «los normales», pero estos momentos no los vivirán nunca. No se ganan en un día, no te los regala nadie. Hay que currárselos. 

Lo siento por los normales. Mi abuela este año cumplirá, en Chipiona, ochenta años. Setenta y dos años de sevillismo de radio y de entrar en el campo los cinco minutos antes de que acabe el partido, cuando abrían las puertas, y ocho de gloria, de abono y de títulos. Es, además, una de las personas anónimas más populares de los barrios de Sevilla, un logro que Jabo con 80 años puede igualar. Va por buen camino. Rosario Fernández García nunca estuvo en una final hasta el domingo pasado en Madrid.

La historia sigue. De esa UEFA recuerdo los cuartos contra el Tottenham, un Jueves Santo en la grada alta de Gol Norte al que fuimos sin decir nada a mi madre. Robbie  Keane a pase de Berbatov abrió el marcador y empezamos a remontar desde el minuto 3. En el 19 Freddy le bailó una sevillana a Robinson en el penalti y el segundo lo hizo Sasha. Nosotros estuvimos arriba desplegando lo que ya era nuestro Santo Grial.

El gol de Palop, que lo vi con Santi en casa. Ganamos la UEFA en Glasgow. Con nuestro padre en el auditorio Rocío Jurado, pero en Glasgow. 




 Ganamos la cuarta Copa del Rey inundando Madrid en un desplazamiento muy parecido al de la última final contra el Barcelona. Nos roban la Liga, pero el Sevilla da la sensación que aún tenemos, la de Mejor Equipo del Mundo. Un sevillista en 2007 le ganaría un partido de tenis a Federer o una carrera de fórmula uno a Schumacher simplemente por llevar ese escudo. Un año después tendríamos incluso un coche en la Fórmula Superleague.

El 24 de junio conseguimos, en el Sánchez Pizjuán y por segunda vez en la Historia, la clasificación para Segunda División con el Sevilla Atlético.  Tras cuatro años seguidos peleando el playoff, el Sevilla de Manolo Jiménez ganó al Burgos 1-0 con gol de Lolo, entonces capitán. Además de Lolo, de esa plantilla se recuerdan Diego Capel, Fazio, Salva Sevilla, Javi Varas, Alejandro Alfaro o Crespo. El pasado domingo lo volvimos a conseguir, de la mano (y de los pies) de Diego Martínez y Churripi con una tanda de penaltis de infarto. Volvemos a ser el mejor filial español y a los jugadores, y especialmente a Paco Tena (número 8 y capitán como yo) no les deseo la Segunda. Les deseo la Champions.


El 19 de agosto nos cobramos la venganza de la Liga en la Supercopa de España. Y nada más y nada menos que en el Santiago Bernabéu. El día de la vuelta en el feudo galáctico el Sevilla demostró lo que era: un equipo muy superior al Real Madrid. Renato dos veces y Kanouté con un triplete se encargaron de humillar a la empresa deportiva más rica del mundo en su estadio.

Justo cuando comienza la temporada, cuando mi abuela cumple los 71 en Chipiona, Antonio Puerta, el que nos llevó a este bucle de gloria infinita, se desvanece y cae en el suelo de Gol Sur. El Sevilla gana al Getafe por 4 a 1, pero la alegría se nos va. Al día siguiente volvemos a Sevilla para entrenar, yo con el Cerro y Jabo con el Nervión. Es la primera vez que me recuerdo llorando a lágrima viva, con un recorte de periódico de ese primer viernes de feria de gloria sevillista. Era muy pequeño, pero entendí, también con el Sevilla, que la gente moría. Tres días después, antes de ir a entrenar a Hytasa, estábamos en casa de Medrano cuando dieron la noticia por radio. No me hicieron ficha en ese equipo, pero desde luego, esa tarde fui a entrenar. Es lo que él hubiera querido. Quedándome con lo bueno, el mártir sirvió para unir a las dos aficiones contrarias. Sevilla y Betis lloraron, al igual que el Espanyol poco tiempo después, por Antonio.


31 de agosto de 2007. Tres días después de la muerte de Puerta el Sevilla podía ser el primer equipo que ganara dos Supercopas de Europa consecutivas. Benditos problemas del ser sevillista. Un rival que todo el mundo recuerda: el Milán de Ancelotti, Pirlo, Kaká y Seedorf. Me sé la plantilla completa.


Renato nos adelanta en el primer tiempo, pero el Milán, todo un equipo señor del fútbol, con el apellido de Antonio bajo sus dorsales, le da la vuelta al marcador y hace que el Sevilla pierda la primera final que recordamos.


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